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(Español) LACTANCIA, NUTRICIÓN

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LACTANCIA, NUTRICIÓN

La alimentación durante la lactancia no difiere mucho de la que venías haciendo durante el embarazo. Como ya sabes, las necesidades energéticas o de calorías, proteínas, minerales y vitaminas están aumentadas en relación a la mujer no lactante, porque tienes que cubrir los requerimientos nutricionales tuyos y además los que supone producir una leche lo suficientemente completa para tu bebé.

La alimentación exclusiva al pecho durante los primeros 6 meses de vida está ampliamente recomendada, además de continuar el amamantamiento junto con las comidas complementarias adecuadas hasta los 2 años de vida. Ese es un privilegio del que goza, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), menos del 40% de los niños en el mundo.

¿Qué ventajas tiene la lactancia materna?

La lactancia va a proporcionar el crecimiento y desarrollo de tu bebé.

Va a ayudarle a prevenir enfermedades como las infecciones, las diarreas, las alergias y la obesidad.

Te va a ayudar a recuperar tu peso. Durante la lactancia, como ya sabes, no debes empezar ningún régimen de adelgazamiento porque puede perjudicar tu salud y la de tu bebé.

Es más económica, higiénica y de buena calidad. Se calcula que, si el índice de lactancia materna como única alimentación hasta los seis meses de vida aumentara al 90% en Estados Unidos, China y Brasil, supondría un ahorro respectivo para sus sistemas de salud de al menos 2.450, 223 y 6 millones de dólares.

Ese momento que dedicas a amamantar a tu hijo es único. Debes procurar que ese momento se desarrolle en un lugar tranquilo y disfrutar de esa relación tan especial.

Como puedes comprobar todas son ventajas.

¿Qué recomendaciones tienes que tener en cuenta?

Debes de aumentar las necesidades energéticas o kilocalorías diarias en comparación con las del embarazo en aproximadamente 500 kilocalorías más por día. Si prolongas la lactancia más de 6 meses, necesitarás algo menos de calorías.

Las necesidades de la mayoría de las vitaminas y algunos minerales están también aumentadas durante la lactancia.

Para la producción de leche, precisas una elevada ingesta de líquidos, aproximadamente 2500 ml de agua (entre agua ingerida y la de los alimentos).

El calcio es uno de los minerales que necesitas aumentar en tu dieta, al menos necesitas un extra de 700 mg de calcio (4-6 raciones de lácteos al día).

Al igual que en el embarazo, debes evitar el alcohol, la cafeína y el tabaco.

Si necesitas tomar medicamentos, debes consultar antes a tu médico. La web de e-lactancia: https://www.e-lactancia.org/ puede ayudarte a consultar el riesgo de los fármacos durante la lactancia.

Algunos alimentos como la coliflor, apio, espárragos, ajo, alcachofa, cebolla, pimientos, coles, legumbres o nabos pueden dar mal sabor o variar el color a la leche. Antes de eliminarlos, observa la reacción que causan en tu bebé.

En la siguiente tabla se resumen las principales necesidades maternas durante el embarazo y la lactancia de una mujer

normal:

Necesidades diarias energéticas y de nutrientes durante el embarazo y la lactancia

Mujer adulta (20-45 años, de 50-60 kg)

Durante el embarazo

Durante la lactancia

Calorías

2.000

2.300-2400

2.500

Proteínas (g)

60

70

80

Vitamina A (µg)

750

1.000

1.200

Vitamina D (µg)

5

10

10

Vitamina E (mg)

8

10

12

Vitamina K (µg)

65 65 65
Vitamina C (mg)

60

70 80
Tiamina (mg)

1

1,5

1,6

Rivoflavina (mg)

1,5 1,8

2

Niacina (mg)

14

17

20

Vitamina B12 (µg)

2 3

3

Calcio (mg)

800

1.200

1.200

Fósforo (mg)

800

1.200

1.200

Hierro (mg)

15

30

30

Magnesio (mg)

280 350

400

Zinc (mg)

12 15

20

Yodo (µg)

150

175

200

Selenio (µg)

55

65

70

Si no tienes déficit de hierro no precisas tomar suplementos. Fuentes de hierro: huevos, carnes magras, legumbres, granos integrales, verduras, etc.

Yodo: se recomienda 250-300 µg /día y tomar suplementos de yodo y sal yodada durante el embarazo (suplemento de 200 μg /día), iniciándolo antes de la concepción, del mismo modo que se realiza con los folatos. Se debe mantener durante todo el embarazo y lactancia. Fuentes: pescados, mariscos, productos lácteos y verduras.

Zinc: se recomienda 11 mg/d. Está ampliamente distribuido en alimentos y generalmente no se necesita suplementación.

Las necesidades de cromo, cobre, manganeso, molibdeno, potasio y selenio también están aumentadas, pero estos minerales no necesitan suplementación si se hace una dieta variada.

¿Qué otras ventajas tiene la lactancia para ti y tu bebé?

En los primeros días tras el parto, la lactancia materna facilita que el útero vuelva a su tamaño normal (involución uterina), gracias a la secreción de una hormona llamada oxitocina.

Reduce el riesgo de diabetes, los trabajos científicos han demostrado que puede reducir este riesgo hasta en un 40%.

Tiene un efecto protector para el cáncer de mama, evitando el fallecimiento de 20.000 madres por cáncer de mama, según se ha publicado en algunos estudios.

Reduce el riesgo de muerte súbita del recién nacido.

Disminuye el riesgo de diabetes y obesidad de tu hijo en la infancia.

La lactancia materna prepara la flora intestinal de tu bebé, es decir, las bacterias que tiene en su intestino, que van a influir para digerir alimentos sólidos y puede tener efectos beneficiosos a largo plazo sobre su salud intestinal. Por tanto, la lactancia materna es ideal para la microbiota intestinal de tu bebé. Los bebés que no son amamantados exclusivamente pueden tener más cólicos y dolores de estómago. Aunque todavía está en estudio, se cree que la microbiota del intestino juega un papel en la obesidad, las alergias y problemas gastrointestinales, como el síndrome del intestino irritable.

Como puedes observar las ventajas de la lactancia materna no dejan de crecer.

¿Puedes dar el pecho si has tenido un cáncer de mama?

Si el cáncer de mama está ya tratado, la lactancia materna no está contraindicada.

En el caso que haya que tratarlo con quimioterapia o cirugía, se aconseja evitar la lactancia.

Muchos de los fármacos antitumorales pueden pasar a la leche, por eso no se aconseja la lactancia. Y en el caso de realizar cirugía, el interrumpir la lactancia disminuye el tamaño de la mama y facilita la intervención.

¿Qué es la ingurgitación de la mama?

Es un proceso que se produce muy frecuentemente los primeros días tras el parto, aunque puede producirse en cualquier momento. Las mamas están aumentadas de tamaño, endurecidas, calientes e inflamadas, lo cual impide que tu bebé pueda hacer un agarre eficaz y por tanto, pueda empeorar aún más la ingurgitación por la retención de la leche.

Si no ponemos solución puede llegar a desencadenar una mastitis.

¿Cómo solucionaremos la ingurgitación?

Solucionando la ingurgitación te aliviamos el dolor y a tu bebé le permitirás poder comer.

Utiliza frío local sobre la mama, evitándolo sobre el pezón y la areola. Puedes utilizar hielo envuelto en una toalla o compresa. El frío tiene un efecto vasoconstrictor y antiinflamatorio.

Realiza con las manos la presión inversa de forma suave.

Pon al pecho al bebé para que succione cuanto antes mejor.

Si al acabar la toma, el pecho sigue inflamado vuelve a aplicar frío local.

Puedes tomar antiinflamatorios. La mayoría de antiinflamatorios son seguros, pero ante la duda siempre puedes hacer una consulta en www.e-lactancia.org o con nosotras.

Es importante que valores la postura de tu bebé cuando succiona y corregirlo si no se coloca bien, y valorar la frecuencia de las tomas.

¿Necesito interrumpir la lactancia materna cuando tengo una mastitis?

La mastitis es una infección del tejido mamario por bacterias que han penetrado en este tejido a través de las fisuras y conductos del pezón. Recibe el nombre de mastitis puerperal cuando la tienes durante el periodo de lactancia materna, pues debido a los cambios anatómicos y fisiológicos que sufren las mamas, son más susceptibles a sufrir lesiones e infecciones.

Puede hacer que tengas fiebre elevada, incluso más de 39 ºC y tener como consecuencia mal estado general, por lo que se recomienda consultar a tu médico. En la mama podrás notarte un nódulo doloroso, más caliente y con enrojecimiento de la piel. En ocasiones, puede evolucionar y producir un absceso, y en estos casos puede ser necesario el drenaje quirúrgico.

La mastitis puerperal se trata con antibióticos, y para el dolor, la fiebre y la inflamación se recetan analgésicos y antiinflamatorios.

Por el hecho de tener una mastitis no necesitas retirar la lactancia materna. En el caso de tener que drenar un absceso, tendrás que interrumpirla unas horas debido a la intervención y para que se elimine en las primeras horas tras la intervención los fármacos utilizados en la anestesia.

Si tienes alguna duda o quieres que te expliquemos más detalladamente alguna cuestión, contacta con nosotras en el siguiente enlace:

http://www.gineline.com/como-tiene-que-ser-la-nutricion-en-la-lactancia/

Rosario del Moral García

Adjunto de Ginecología-Obstetricia en el Hospital Universitario de Fuenlabrada, especializada en Obstetricia, especialmente en el Diagnóstico Prenatal y en la Salud Materno-Fetal. Profesora honorífica de la Universidad Rey Juan Carlos I.
Máster en Dietética y Nutrición (Fundación Aucal) y título de Técnico Superior en Dietética y Nutrición, emitido por la Universidad Antonio de Nebrija.